El dolor puede ser dividido en dos
categorías; nociceptivo y neuropático.
El dolor nociceptivo es causado por
la estimulación de un sistema nervioso intacto que funciona normalmente.
Por la diferencia en el patrón de
inervación, el dolor nociceptivo
puede ser clasificado como:
Somático: áreas
superficiales muy inervadas con una localización precisa del dolor.
Visceral: órganos
inervados difusamente con pobre localización del dolor.
El dolor nociceptivo es beneficioso
para el organismo ya que invoca acciones de protección y defensa para evitar mayor
daño y para ayudar en la reparación tisular y regeneración. La activación
electrofisiológica inducida por la lesión de las fibras C de alto umbral en el
sitio periférico de la injuria producen la activación central de las neuronas
de rango dinámico amplio en la médula espinal. Las neuronas de rango dinámico
amplio son de tercer orden, siendo importante, porque están localizadas en la lámina
V del asta dorsal de la médula. Las neuronas de rango dinámico amplio que son
activadas agudamente por un estímulo nociceptivo son sensibles a los opioides y
por lo tanto la terapia con ellos es efectiva en el tratamiento del dolor agudo
o nociceptivo. A pesar de que puede haber un periodo de dolor severo que se
origina por irritación de las fibras sensitivas en el sitio de la injuria y hay
un periodo transitorio de hiperalgesia secundaria en los dermatomas vecinos
mediados por sensibilización central transitoria de las neuronas de rango
dinámico amplio, la reparación del área afectada se asocia con la resolución del
dolor.
En contraste, el dolor neuropático es causado por un sistema nervioso con función
alterada. La injuria del sistema nervioso y la patología causal pueden
encontrarse a cualquier nivel del neuroaxis. Puede haber una lesión en la
periferia causada por una injuria directa a los nervios periféricos ocasionando
una sección, compresión, estiramiento o atrapamiento e inflamación.
Estas circunstancias resultan en
injuria axonal y puede presentarse un estado de dolor persistente. La
transección causada por procedimientos quirúrgicos tales como amputación o como
resultado de un trauma pueden producir la formación de neuromas que son causa
de dolores persistentes. Una causa común de dolor y de atrapamiento es una
invasión tumoral, que resulta en una injuria compresiva isquémica a un nervio
periférico. Algunas enfermedades sistémicas tales como la diabetes o aquellas
que producen deficiencias nutricionales, pueden afectar las actividades
metabólicas celulares en el sistema nervioso periférico y causar dolor asociado
con alteraciones patológicas de las vías sensoriales. Es más, cualquier
alteración patológica de la estructura y función de los nervios periféricos
puede ser un estímulo primario que inicia el desarrollo de un dolor
neuropático. La actividad inflamatoria de las citoquinas podría ser un factor
causal de ciertos síndromes neuropáticos. Alteran el axón normal y la actividad
de las células Schwann normales, específicamente modificando la
electrofisiología celular y la expresión del gen. Luego de la lesión se produce
la regeneración. Si la regeneración se dificulta por la presencia de cicatrices
celulares u otro bloqueo, las fibras de regeneración pueden formar un neuroma y
nunca llegar a su órgano blanco. Las fibras de regeneración pueden incrementar
el número de canales de sodio presentes en la membrana celular para permitir un
mayor pasaje de iones sodio, por lo tanto proveen a la fibra de una
sensibilidad alterada que puede llevar a que el axón tenga una conductividad
anormal.
Los cambios espinales que se presentan luego
de las lesiones del nervio periférico incluyen marcada diferencia en la
cantidad medular de neurotrasmisores, neuropéptidos y sus receptores,
hiperactividad de las células del asta dorsal profunda, y crecimiento anormal
de fibras de nervios periféricos hacia la lámina espinal. Las vías
espinotalámicas pueden también demostrar hiperactividad electrofisiológica que
se correlaciona con imbalance neuroquímico de la médula espinal.
Por lo tanto, el cambio del entorno
celular y los cambios químicos en el sitio de la injuria del nervio periférico
puede influenciar a la médula espinal y al cerebro, a través de la alteración
de la secreción de los neurotransmisores y neuropéptidos o a través de la
regeneración de fibras aferentes, hacia la médula espinal El dolor neuropático
puede persistir a pesar de la ausencia de una injuria persistente.
La
presentación del dolor neuropático puede demorar meses o años e inesperadamente
puede producir déficit sensorial concomitante. El dolor es persistente y en muchos
casos debilitante. Un examen sensitivo del paciente presenta muchas
anormalidades y quizás atrofia muscular asociados con la protección y desuso de
un miembro. Los síntomas sensoriales pueden incluir hiperalgesia, que es la
respuesta exagerada a un estímulo nocivo, y alodinia, que consiste en tener una
respuesta dolorosa a un estímulo normalmente no doloroso. La hiperalgesia
secundaria y alodinia presentes son usualmente refractarias a la terapia
convencional indicadas para el dolor agudo. Los opioides para que sean útiles
en este tipo de dolor deben darse en dosis tan altas que no son prácticas para
un paciente ambulatorio.
Los cambios periféricos más comunes
que desencadenan un dolor neuropático son:
Patologías que definen una
degeneración walleriana Regeneración anormal de fibras lesionadas Cambios a
nivel del nervio periférico que desarrolla una interacción neuroinmunológica
Aumento aberrante de inervación simpática al ganglio de la raíz dorsal
Hiperexitabilidad electrofisiológica de las neurofibras Ya que el dolor es una
experiencia de la persona y no meramente un impulso nociceptivo o neuropático,
el terapeuta del dolor debe tener una apreciación del “dolor total”
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